jueves, 25 de abril de 2013

Cuando nos conocimos

Cuando nos conocimos
Dejo a continuación un nuevo relato, espero que os guste.

Me sujeta por un brazo, tira de mi con fuerza, estoy vestido como a ella le gusta y a mi me hace enrojecer, hace poco he aceptado que me luzca en público, que me exponga con medias, liguero, minifalda y una blusa escotada que muestra mi ausencia de pecho, cosa por otra parte normal, puesto que soy un hombre...

Me lleva en el maletero del coche, lo ha acondicionado bien, de manera que el frescor del aire acondicionado llegue hasta aquí, no sé porqué ahora le ha dado por transportarme con los ojos vendados, los oídos tapados, y el bozal puesto, noto como la saliva se va acumulando sobre mi pecho; empapándolo...

Durante un tiempo indeterminado el coche rueda primero por una carretera amplia, muy transitada, luego por una estrecha o quizá menos transitada, ahora la gravilla pega contra la carrocería del automóvil, las ruedas hacen un ruido distinto, como si rodaran por arena...

Por fin me saca, me lleva por un sendero de suelo irregular, siento miedo y excitación, no sé qué se le habrá ocurrido hoy, tiene tanta imaginación... noto como me sube la adrenalina, como la excitación abulta mi entrepierna, intento relajarme, no adelantarme a los acontecimientos, pero no sé, noto cierta desazón...

Oigo ruido de voces, la inquietud crece por momentos, el corazón en el pecho bombea con tal fuerza que noto perfectamente cada latido en la carótida, en la yugular, en las sienes...

Por fin llegamos, creo, no oigo nada, sólo silencio...

¡Maldición, ¿qué pasa, qué ocurre, porqué todo el mundo se ha callado, por qué este silencio me atormenta así, me inquieta de esta manera, por qué me excita?!

Noto la cuerda pasar por las anillas de las muñequeras y tobilleras, la cuerda tensarse, estoy atado en cruz, cuándo estoy a punto de tirar la campanilla que puso en mi mano, el antifaz es retirado, parpadeo, intento que la luz entre poco a poco en mis ojos... y entonces...

Entonces me quedo sin habla, mudo ante es espectáculo de la luna llena sobre el monte, me tiene atado a cuatro árboles, no dice nada, sólo mira la luna, las estrellas, luego, sin decir esta boca es mía, me azota las nalgas, me azota la entrepierna, con suavidad al principio, luego con algo más de dureza, hasta que consigue lo que quiere, eyaculo...

Entonces me premia con un correctivo, maldición, de nuevo lo ha conseguido, cada vez que apostamos algo consigue salirse con la suya, la miro a los ojos, y reconozco esa mirada en su pupila. Satisfacción.

Me desata, y simplemente hacemos un picnic en el campo, cierto es de noche, ¿pero qué importa? La luna ilumina casi tanto como su mirada, esa mirada que me domina, que me hace suyo, que me hace sentirme sumiso, que me transporta a otra época, a otro lugar, cuándo nos conocimos hace ya de eso la friolera de 56 años, a veces pienso en cómo ha pasado el tiempo, en cómo se ha ido la vida, parece que fue ayer cuándo con 20 años empezamos a hablar de sadomasoquismo, de entrega, de Dominación, de sumisión, ha pasado toda una vida junto a ella, una vida llena de momentos inolvidables, el primer collar, el collar definitivo, nuestro noviazgo, nuestra boda, los amigos, nuestro primer hijo... Sí, ciertamente parece que fue ayer cuándo nos conocimos.

Un saludo

Amo Karl H

No hay comentarios: