lunes, 22 de abril de 2013

Ser, o no Ser: (last lechón = última lección)

Ser, o no Ser: (last lechón = última lección)
Dejo aquí, a manera de última lección un relato que quizá no explique del todo qué significa ser Amo, al fin y al cabo cada Dominante al recibir la entrega del ser sumiso lo es muy a su manera, y, ninguna manera es mejor que otra; no me creo ni por mucho, ni por poco, el mejor dominante del mundo, no lo soy, ni creo que nadie pueda decir que lo soy, como todo dios, tengo mis fallos, soy humano, así pues véase este relato sólo y exclusivamente cómo lo que es. El pensamiento de un ser humano, hecho relato dedicado al primer ser humano que fue su pupilo, y, que cómo Él, también se equivoca, igual que acierta.

Siempre he pensado más o menos cómo me enseñó mi Maestro, supongo que cómo todo, en eso también me influyó, también supo llevarme a su especial huerto.

Cumplí 36 años la semana pasada. Para celebrarlo, decidí darme un homenaje, salí de putas, putas pijas, eso sí, de esas que dicen "te lo juro por snoopy" y gilipolleces similares, de esas que ponen cara de asco cuándo las sujetas por la nuca y la haces recorrer tu cuerpo con la boca, desde la boca a la entrepierna, porque realmente lo que quieres, es lo que quieres, satisfacción oral, poco más.

Así fue cómo conocí a la puta que tengo ahora a mis pies, su amito la obligaba a emputecerse para no tener que trabajar, la verdad, me costó bastante poco convencerla para que le dejara por mi, total, ¿qué clase de tío hace que su bien más preciado vaya por la vida de cama en cama con tal de no trabajar? Un chulo de mierda.

Me encanta verla así, con la grupa expuesta, mirando con el ojito del culo al espejo que tengo frente a mi, lamiendo cómo me gusta mis zapatos, empezando por la piel, después los tacones y filos de la suela, por último, lo que hace ahora, retirar la porquería de las suelas, me encanta que me reciba así, después de una jornada dura de trabajo, desnuda, la lengua trabajadora, la casa hecha, bien recogida, es una puta encantadora, servicial, humilde, bien educada, pija hasta echar para atrás, y muy, muy puta, cómo debe ser.

Me sonríe a pesar de que lo que viene después le desagrada cómo una patada en el coño, pero claro, no puedo dejar que se quede con la porquería de las suelas de mis zapatos en la boca, sabe que me gusta que me adore con la boca, es lo que más me pone en este mundo, incluso más que metérsela, mira de reojo el colutorio, es el más fuerte que he encontrado en el mercado, llora mientras lo usa, y claro, es verla llorar y ponerme cómo una moto, supongo que esto es de psiquiátrico, o quizá no, total, ¿qué es y no normal?

Hoy la tengo atada, por los codos, bien juntitos, las tetas entre ellos, sobresaliendo, grandes, duras, me gusta darle un azote en ellas así, pone una carita muy singular, es cuándo más me apetece comerle la boca, incluso, a pesar de haber estado con tanta gente putera, de comerle el coño, aunque la cosa está clara, hasta que no tenga su analítica no pienso tener sexo con ella, no sin protección, y, sí, ya sé que hay condones orales, pero qué coño, comerse un coño con protección no tiene sentido, no puedes saborear el flujo, ni morder los labios o el clítoris y saber a ciencia cierta qué produce la mordida, me estoy poniendo caliente, al igual que ella.

Me encanta hacerle estas pequeñas putaditas mientras le echo el colutorio en la boca… separo las piernas, le muestro mi sexo, y ella, siendo lo puta que es, se desvive por lamerlo, por tener la boca bien ocupada con él, jeje, los pezones se le ponen duros, cómo piedras de molino, jeje, ahora es cuándo saco las pinzas de cocodrilo...

Umm, una gozada verle la carita de niña bien educada, de niña de buena familia, educada en un colegio de estrictas monjas, verle esa carita de puta viciosa que lucha por escapar de entre las garras de la educación recibida desde su más tierna infancia por una familia bien, en un colegio bien, con unas amigas que si la vieran ahora la repudiarían. Niñas buenas, niñas bien educadas, tradicionalmente bien educadas, para cumplir una única función, parir los hijos de sus maridos, los que dios mande.

Me encanta verla luchar entre esos dos mundos tan dispares, uno que la ata a dos mil años de religiosa educación y socialización, el otro que la aleja inexorablemente del primero, que la hace sentirse mal por un lado, pero condenadamente bien por otro, porqué la hace sentirse mujer, hembra, deseada, y sí, PUTA, con mayúsculas. Es por eso que le da tanto miedo el que la vean conmigo, que la vean siendo usada en la calle, siendo ella por los seis costados, ella puta, ella hembra, en una palabra, el concepto que tiene de ella mujer, con la más absoluta naturalidad. Cómo debe ser.

La sujeto por la nuca, la miro a los ojos, y la hago enterrar su boquita en mi entrepierna, mientras me relajo, me echo hacia atrás y me miro al espejo, ese puñetero espejo que mi Maestro metió en mi vida hace tantísimos años, cuándo era su ser sumiso, cuándo ocupaba el lugar que ocupa ahora ella.

La miro a los ojos un momento, veo en ellos felicidad cuando me corro y le permito que se masturbe, que se haga un dedo, para que al correrse, diga lo que la enseñé a decir hace una semana cuándo le concedo alguna merced:

"Gracias, Ama".

Cómo, por otra parte, debe ser.

Un saludo

Karl H

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