jueves, 26 de junio de 2014

El sonido y el silencio

El sonido y el silencio
Quizá esta entrada debería llamarse "el silencio y el sonido" quizá el título esté bien después de todo, a saber...

Tiene el silencio dentro de la sesión mil maneras de producirse, una de ellas porque se da una pausa más o menos larga, otra porque se quiere influenciar en la cabeza del ser sumiso de una manera determinada, alguna más porque se busca tensar, acrecentar la incertidumbre de lo que llegará más tarde.

El sonido por contra es consecuencia de la actividad, ya sea producido al azotar las nalgas con la mano, por un gemido quedo, por una queja, y/o por un grito.

Si el silencio prepara para lo que llegará, el sonido es acto consumado.

Si el silencio excita, el sonido "hiperexcita"...

A no ser claro que el sonido esté ausente porque se haya ordenado guardar silencio, entonces el deseo envuelve la escena, revoluciona el pensamiento y las hormonas; y el placer se hace más visible, casi se puede rozar con las yemas de los dedos. La tensión da paso a la explosión...

¿Que en qué estoy pensando? En demasiadas cosas... a veces me voy, y vuelvo, y me voy, y vuelvo, y casi parece que no me voy, y claro, no vuelvo, pero... manzana, níspero, pera, naranja, limón ¿o eran limones?

Estoy por aquí...

Un saludo.

Karl H