lunes, 8 de septiembre de 2014

Me gusta que me azoten

Me gusta que me azoten
Os dejo a continuación un nuevo relato, casi tan real cómo la vida misma

Subo al tren, sujeto el teléfono móvil en la mano izquierda, mientras distraídamente voy colocando con la derecha el boli y el cuaderno sobre la mesita, el sonido del móvil me distrae un momento de esa manía que tengo de escribir en casi cualquier parte, miro en la pantalla el anuncio de dos redes wifi abiertas; una de nombre "normal" la otra me hace esbozar una sonrisa, la leo de nuevo megustaquemeazoten.

El escritor da paso al sádico que se mueve inquieto en el asiento, en mi mismo vagón hay un chico de unos veintitantos y una chica de unos cuarenta y tantos, una red wifi normal alcanza tranquilamente los 200m, ¿pero y una telefónica? Miro las líneas de potencia de la señal, dos rayitas abajo me dicen que la red abierta está lejos, ¿pero en qué dirección?

Me levanto y me voy de bureo por el tren, primero en una dirección, luego en la contraria, y sí, usando la potencia de la señal cómo guía, hasta llegar a un vagón en el que una preciosa rubia lee un libro y el revisor acaba de entrar por el otro extremo del vagón ¿cuál de los dos será?

Dejo que el revisor pase y se largue, y vuelvo a mirar la señal del móvil, sigue quieta, petado de rayas, sonrío, y le pregunto a la rubia...

"¿Le gusta que la azoten?"

La rubia sonríe, se levanta y me mira de arriba a abajo...

"No, me gusta azotar, ¿por qué?"

Le sonrío de nuevo, entiendo la táctica de paciente pescador que tira el sedal con un anzuelo muy apetecible que obviamente por su ambigüedad me ha hecho recorrer medio tren buscando con quién sacarle el polvo a la correa.

Me mira y comprende, y me invita a charlar, y charlamos, y seguimos charlando hasta que aparece "otra víctima de la curiosidad", y entonces, simplemente la dejo irse con ella a disfrutar al aseo del tren, mientras me retiro pensando que hay que ver cómo ha cambiado el mundo desde que yo empecé...

Un saludo

Karl H