domingo, 15 de diciembre de 2013

Subespacio

Subespacio
Aprovechando que es domingo os dejamos un nuevo relato para que os entretengáis, esperamos que os guste, o no, ¿quién sabe? Ya se sabe, cómo gustos, colores...

Te he dado una orden muy simple, tan simple que hasta un imbécil mental podría acatarla, pero tú no, no sabes discernir entre lo que me gusta de tu rebeldía y esa insumisión tocapelotas que te empeñas en hacer patente cada vez que algo de lo que te ordeno simplemente no te gusta, así que en vez de estar desnuda a cuatro esperándome sobre la cama cómo te dije, estás desnuda echándote una siestecita sobre la cama. Sé que te gusta buscarme, que quieres descontrolarme, así que me limito a sonreir y sacarme el cinturón. Un correazo basta para despertarte y hacerte ver que siempre que estás conmigo, estás en mi mundo.

No dices nada, no te disculpas, simplemente adoptas la postura en la que debiste esperarme y esperas.

Ya lo creo que esperas, me joden algunas cosas de esa rebeldía tuya, sé que odias esperar, así que te hago esperar mientras voy preparando algunas cosillas, meto dos tubos de vaselina en una taza de agua caliente, me quito la camisa, me lavo bien las manos, y me fumo un pitillo para después tenerme que lavar bien lavadas de nuevo las manos, operación que tardo en hacer unos cinco minutos, para tu desesperación.

Sonrío cuándo al volver del cuarto de baño te noto dormida de nuevo, debes estar profundamente cansada para haberte quedado frita en esa postura, peerooo, un azote en la nalga más tarde vuelves de entre los brazos de Morfeo y tras una pertinente pregunta me dices que sí, que estás preparada para estar entre mis manos. Sonrío al pensar que no sabes hasta qué punto hoy lo estarás...

Te pellizco la piel de los empeines para comprobar tu hidratación, acto seguido compruebo la temperatura de la vaselina, todo está como debe estar, así que simplemente empiezo a meter mis dedos dentro de ti...

Al principio te quejas cuándo sin miramientos de ningún tipo comienzo a dilatarte el ano, no sé porque piensas que el ano es tuyo, ambos sabemos que eso no es así, te quejas, suspira, gimes, y sigues gimiendo de puñetero placer, ambos sabemos que tu ano en MI cuerpo es tu punto flaco, ese punto que algunas mujeres tienen en otros sitios lo tienes tú en el lugar más recóndido y negado de MI cuerpo, cuándo meto el cuarto dedo, me olvido un momento del ano, y me centro en la vagina... un, dos, tres... ya no gimes, ahora simplemente gritas como una posesa mientras los orgasmos que te permito van llegando uno tras otro...

"¡Amo, por dios, fóllame!" - gritas en un momento dado

Sonrío y continúo impertérrito... Siempre dices que con los dedos no se puede follar, hoy te estoy demostrando lo contrario, y lo sabes, y aún así vuelves a demandarme lo que sólo te daré sí me apetece, lo que sólo te doy cuándo me apetece y a ti no, puñeteras manías de sádico...

Ocho dedos entran en MI cuerpo, se mueven acompasadamente al principio, tú comienzas a balbucear incoherencias, sé camino de dónde vas, y aún así me detengo un momento antes de comenzar ese movimiento singular que hará que mis manos se cuelen en MI cuerpo; un rato más tarde, mis manos han desaparecido dentro de ti, tú, no estás, comienzo a preguntarte por aquella vara que trajiste de no recuerdo dónde, y tú tampoco lo recuerdas, te hago preguntas muy íntimas, nuestras, y tú que tienes una memoria prodigiosa has olvidado hasta cómo te llamo cuando te pongo el collar y la correa, sigo a lo mío, buscando eso que dices que no existe, y además controlando que no dejes de hablar, aunque sean incoherencias, necesito saber que, de alguna manera, aún estás ahí; y entonces ocurre, noto la presión en el interior de la vagina, saco la mano y tú eyaculas o "escuirteas" o cómo demonios lo quieran llamar, poco después empiezas a temblar, oleadas de placer van de alguna parte de ti hacia fuera, te vuelvo a pellizcar el empeine, para comprobar que sigues hidratada, y sí, pero ya no estás, has desaparecido en algún lugar de ese subespacio del que una vez hablamos que debía andar entre el nirvana y el orgasmo tántrico.

Vuelves en ti como diez o quince minutos después, me miras, y me sonríes, te notas pringosa, es normal, pero entonces ocurre algo, algo que me manda a mi a otro lado, tras una sonrisa amplia como un día de sol de verano, simplemente me dices:

"Amo, haz conmigo lo que quieras, siempre"

Es lo que hago, siempre, me extraña que estés dciéndome que no me vas a hacer más la puñeta, sabes lo que implica, y no obstante lo repites, luego reunes las pocas fuerzas que te quedan y vas a lavarte; de nuevo te largas sin pedirme permiso para hacerlo, ains, si que ha durado poco esa declaración de intenciones... jeje ¿castigarte? Por supuesto que no, ¡qué más qusieras tú!

Un saludito

Karl H

PD: Se me olvidaba: sobre la deshidratación y el subspace

No hay comentarios: