miércoles, 25 de diciembre de 2013

¿Manías, principios, o simplicidad?

¿Manías, principios, o simplicidad?
Aprovechando que es Navidad, y estamos en fiestas familiares, os dejo un relato familiar, jeje

Vienes a mi, a ponerte entre mis manos, tú que me has dicho que eres casada, tú a quién dejé claro tras el primer saludo que soy un ser sádico, y aún así me rogaste y suplicaste un periodo de prueba, ya entonces te dije que no, pero insististe, e insististe, y aún sigues insistiendo para que te use como uso a quiénes se ponen entre mis manos.

Tras el primer azote me reclamas que no puedes volver con marcas a tu casa, me hablas de respeto, el respeto a tu matrimonio que tú no tienes, sino, no buscarías a otro hombre, ni otras manos que te hicieran sentir fuera del matrimonio; te lo dejo claro, y pronuncias la palabra clave, detienes, porque puedes, la práctica recién iniciada.

Hablamos durante horas, yo medio cabreado conmigo mismo, al fin y al cabo ya lo sabía, ya sabía yo que aparecería la mujer del tipo comprensivo que entiende que tiene que buscarse, y exigiría el derecho a no volver marcada a casa, y aún así viajé para conocerte, ¡menuda estupidez!

Intento liberarte, y no quieres oír hablar de ello, entonces te doy la orden más simple que puede darse:

"Telefonéale y dile que esta noche no irás a casa, dile también que cuándo vuelvas habrá morados en MI cuerpo y que no podrá decir esta boca es mía cuándo le niegues el sexo que le das porque tu Amo así lo ha decidido" - Exijo

Me mira durante unos minutos, luego sin más se viste, y llama por teléfono, al otro lado suena una voz varonil, durante un rato le da explicaciones, luego cuelga, su cara es un poema, sus ojos reflejan todas las dudas de este mundo y del otro también; me mira a los ojos y espera.

Decido no hablarle, sólo usarla, sé que después me pedirá la libertad, pero ahora es MÍA, así lo ha decidido. La sujeto por el pelo, y la arrastro fuera de la habitación que durante un día nos acogerá, la llevo a la calle, la tumbo sobre su coche, le levanto la minifalda, le arranco las bragas y meto dos dedos en MI coño; no me sorprende encontrarlo más que húmedo, chorreante. Gime mientras muevo los dedos dentro, mientras la follo sobre el capó del coche, la gente pasa, la mira, la etiqueta, murmura, ella va sintiéndose cada vez más libre, hasta que me pide permiso para correrse y se lo niego, no lo esperaba, aguanta sin correrse, y sigue aguantando hasta que los músculos me avisan de que se va a correr, entonces saco los dedos, le meto la polla en la boca y la follo con dureza, ella intenta negarse a ser follada por allí, la escupe, mira hacia un lado, y entonces me vuelvo realmente cabrón, le inmovilizo la cabeza y la sigo follando hasta que las arcadas hacen que se corra sin mi consentimiento; entonces le saco la polla de la boca, me la seco con su pelo, y la hago mirarme a los ojos, le muestro mi decepción; luego regreso a mi habitación, ella me sigue con el sentimiento de culpa necesario para que el sádico pueda hacer su agosto. Ella lo sabe, yo lo sé.

Y no obstante hoy, mientras se viste para volver a su casa con su marido me mira pasmada, "culiabierta", "coñiabierta" y boquiabierta, el cuerpo dolorido, la piel blanca, ausente de marcas, En su mirada hay dolor, es un dolor distinto al que provoca el sádico que hay en mí, es el dolor de una perra abandonada que se niega a no volver a ver a su Dueño.

"¿Podrías ser Amo de los dos?, mi marido también es sumiso y masoquista" - me propone con las lágrimas llenándole los ojos.

No digo nada, no he dicho nada desde que decidí no hacerlo, no obstante esta proposición es muy tentadora, demasiado, no me gustan sexualmente los hombres, no obstante al sádico le importa un carajo el género del cuerpo sobre el que provoca dolor, y es el sádico que hay en mí quién decide.

"Vamos a tu casa"

Hago mi maleta, pago la cuenta del hotel, y me dejo llevar a un hogar que no es el mío y que sé perfectamente que dejará de ser el hogar de esta perra masoquista que conduce a mi lado. Sé perfectamente lo que haré, no es la primera vez que me meto en camisa de trece varas con un matrimonio, los usaré a los dos a la vez, a él por omisión, a ella por acción.

Cuando entramos en la casa el marido ni se inmuta lo que deja claro que la proposición fue hablada con anterioridad, me llama Señor, y se pone a mis pies, pero cómo no es dónde lo quiero le digo a MI perra que lo desnude y le ponga la polla morcillona mientras voy sacando una cuerda de 4 mm que hará que me odie a muerte; una vez desnudo, le ato la polla a la cintura, hacia atrás, pasádosela entre las pelotas, unas pelotas que la encerrarán y que le dolerán a medida que se empalme, luego le hago ponerse a cuatro patas, sobre el suelo, la desnudo a ella, y la coloco tumbada sobre la espalda de él, y saco el gato, y el resto de mis herramientas, y sí, la azoto, y no pienso en no marcarla, sino en todo lo contrario, un buen rato después ambos gimen de placentero dolor; la sesión va viento en popa, hasta que decido follarle la boca a él, humillarlos a los dos así, no me mola su boca, no obstante ver la mirada de MI perra me pone a mil por hora; y entonces ocurre algo que no estaba en el guión, aparece la hija de ambos, la miro a los ojos, y veo una mirada de auténtico ¿terror emocional?, le tiendo la mano para que se aproxime, ella mientras mira mis herramientas, repartidas por todo el salón, y entonces sonríe, y asiente, y viene hasta mi, y acepta ser parte de la sesión, y al hacerlo los padres se cabrean, y primero me exijen, y luego me ruegan que no toque a su hija, que haga con ellos lo que quiera, pero a su hija no ¿por qué no? ¿Es mayor de edad? La respuesta es positiva, tan positiva como su disposición a entregárseme, y entonces lo veo todo claro, y entiendo y sé, y simplemente paro la sesión, desato al padre, recojo mis bártulos y me piro de allí hacia el aeropuerto, y ahora mientras pienso en aquella frase que se le escapó a la mujer que quería ser a toda costa MI perra, entiendo que me han tomado el pelo de la manera más simple posible, que me han mentido, y sí, ya sé que la sesión podría haber sido de órdago, y que tener a tres miembros de una misma familia como esclavos habría sido el no va más, pero... no soporto la mentira, prefiero estar solo que mal acompañado, manías de sádico con principios...

Un saludito

Karl H

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