lunes, 9 de diciembre de 2013

Divagaciones de un Amo sobre SU zorra perversa

Divagaciones de un Amo sobre su zorra perversa
Os dejo a continuación el antepenúltimo relato que he escrito con algo de sentido del humor, espero que os guste.

¡Zorra! Así dicho parece un insulto, sobre todo si le miras a los ojos mientras estás clavándote en ella y se lo sueltas con una sonrisa "¡zorra!", pero ¿qué quiere decir zorra?

Para mi ser zorra es una cualidad que tiene MI perra, no, no mi sumisa, sino MI perra, así escrito y conste que jamás la llamo perra en público, pero hoy me tomaré esa licencia.

MI perra, es una persona inteligente, guapa, hermosa, simpática, golfa, sí, muy golfa, y además de todo ello, zorra, claro que lo de ser zorra sólo lo es cuándo además de mujer es hembra, hembra repleta de ganas de sentirme dentro, de sentirme tan dentro de ella que en algunos momentos nos hacemos daño, pero joder, ese daño es tan relativo que simplemente no importa, cambia uno de postura y ala, busca a la zorra.

Hace como dos semanas en un momento dado le puse apellido a ese nombre que es zorra, la llamé zorra perversa, habitualmente la llamo viciosa, porque lo es, joder que si lo es, siempre está dispuesta, entiendo entonces incluso a esos hombres acomplejados denominados machistas, sé que algún día me pedirá sexo ¿y no se lo podré dar?, al fin y al cabo nos separan 18 años de edad. La realidad es otra, yo sé cuál es el secreto de las mujeres, les importa un bledo la cantidad, de hecho hasta puede llegarles a molestar, al fin y al cabo por muy democráticas que tengan las vaginas cabe lo que cabe, e intentar meter más es hacerles daño, a la postre, tenerla pequeña es una bendición, máxime si se sabe usar, al fin y al cabo si bien es cierto que a cualquier mujer le gusta que le den un buen pollazo, no es menos cierto que dónde más placer sienten es más cerca de la entrada de la vagina, así pues en un caso de que importara la magnitud del miembro, importaría tenerla gruesa, que no larga, claro que en un mundo en el que todo el mundo compite por tener más y mejor, casi es normal que todo dios pretenda venderte cacharros para ser todo un Príapo ¿o es Príamo?, jeje, averígualo, busca en la wikipedia de las narices...

¿De qué estaba hablando? Ah sí, de MI zorra, ¿dónde se habrá metido? Llega tarde, me arde la polla, y sí, ya sé que podría masturbarme para aliviar la presión que le meten ¿mis bolas? al acarajotado carajo, pero... ¿para qué? Una paja jamás podrá dar tanto placer cómo follarle la boca, separarle las piernas y clavarse dentro de su henchido coño, gilipolleces las justas. Hablando de gilipolleces, ¿no es una gilipollez competir por ser el más dominante, el mejor Amo, tener la más sumisa de las sumisas, la más obediente, la más servicial? No diré que sí, ni que no tampoco, a la postre sería una gilipollez hacerlo, al fin y al cabo yo he elegido una forma de vida sin hipotecas ni préstamos personales, no le debo nada al banco y al banco sí me debe a mi ¿competir, para qué? Es una auténtica pérdida de tiempo, a la postre cada cuál es como es y baja las escaleras cómo le sale de la punta del carajo, a no ser, claro, que ni siquiera el carajo sea suyo.

Por fin llegó MI zorra perversa, así que ahí os quedais lectores que yo voy a lo que voy, últimamente ando raro, es cómo si la polla tirara de mí, hacia ella, cómo si en su boca, en su coño, en su alma hubiera un gigantesco imán, y en la punta de mi carajo una mina de hierro... ¡ains, no somos nadie!

Un saludito

Karl H

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