domingo, 8 de septiembre de 2013

Sadismo en estado puro

Sadismo en estado puro
Os dejo a continuación el penúltimo relato que he escrito, espero que os guste, jeje

Atarte siempre me ha producido placer, y hacerlo y ser sádico contigo, más aún por eso cuándo llegas a esa casa que nos acogerá durante unos días y me dices que no te hallas, que estás cómo perdida, que te asaltan dudas y preguntas, mi primera intención es sentarme a hablar contigo a ver qué te inquieta, que te pone los pelos del alma de punta y te hace tiritar de calor y de frío a un tiempo, no obstante te miro a los ojos y veo a MI perra reflejados en ellos. Estás ahí.

No digo nada, no es necesario, te sujeto por una mano, y te llevo a la cama, sobre ella un antifaz deja claro qué haré, te desnudo sin prisas, sobre todo sin prisas, calentándote, haciendo que la ropa te moleste, que odies llevarla puesta, y en un momento dado, te desnudo por completo, y sí, voy a lo mío...

Sigo mudo, cosa que te inquieta, me miras por penúltima vez a los ojos, luego la negrura más absoluta se instala en ti, y sigue instalada en ti mientras te tumbo sobre la cama, instintivamente abres las piernas, separas bien los muslos y te expones para ser usada...

Una amplia sonrisa ilumina tu cara cuándo sientes la primera cuerda rodeando una de tus extremidades, suspiras, y esperas.

Esperas todo el tiempo del mundo, la espera se te hace infinita, eterna, y es entonces, cuándo desesperas cuándo termino de sujetar el resto de tus extremidades al tálamo, luego simplemente dejo caer una suave caricia en uno de tus costados antes de irme a por "mis sorpresitas"; cuándo vuelvo aparentemente sigues relajada, MI cuerpo arqueado me dice que no.

Sonrío satisfecho, enciendo una vela, y al hacerlo tus nervios aumentan, enciendo otra vela, y otra, y aún otra más, y vas despistándote a medida que voy llenando la habitación de velas ¿qué hago? ¡A ti te lo voy a decir yo...!

Me desnudo y voy a tomar una ducha relajante, regreso junto a ti desnudo y mojado, y entonces es cuándo comienza la verdadera tortura, me dejo caer junto a ti, y cómo quién no quiere la cosa acaricio la sensible piel de MI cuerpo, la beso, la lamo, la caliento, te caliento, y al hacerlo me tomo todo el tiempo de este mundo y aún del otro.

Esperas de mi que sea duro, que te sobe, que te pellizque y retuerza los pezones, que ponga pinzas en MI cuerpo, que lo azote, al fin y al cabo soy sádico...

Tu cara es un poema, nada de eso llega, hoy no hay fusta, pero la sientes, hoy no hay gato, pero lo sientes, hoy no hay pinzas ni pellizcos, pero los sientes; estás entre mis manos, sintiendo mi sadismo en estado puro, y a la vez sintiéndote en otro lugar, en otro plano, en un plano al que lleva cierto camino que a veces te hago recorrer conmigo... sonríes satisfecha, caliente, expectante.

Me coloco sobre ti, levantas la pelvis y al hacerlo me haces sonreír, dejo caer un suave beso en tu cuello, entreabro los labios y lo lamo con la punta de la lengua, mientras mis manos buscan tus pechos, voy dejando un beso aquí y allá mientras los minutos pasan, succiono los pezones, los lamo, llevo la boca a ese punto en el que la hembra que hay en ti siente cómo le llega el orgasmo con sólo recibir el placer sádico de mis labios y lengua sobre la piel del pecho, un suspiro se escapa de entre tus labios, y sí, me odias, me estoy tomando mi tiempo, y sabes que no tengo prisa, que la tortura será duradera, exageradamente desesperante y placentera.

Tras un largo periodo de tiempo provocándote casi el orgasmo y parando para impedírtelo tener, me sumerjo entre tus piernas, separo los labios con la punta de la lengua, la paso con suavidad extrema, sé que estás deseando que te tome, que te viole, que me clave en ti y mueva las caderas con esa dureza que habitualmente es parte de mi cuándo te uso, cuándo te tomo...

El clítoris va creciendo, los labios abultándose, el flujo manando, casi estás, levantas de nuevo la pelvis, y me retiro de nuevo, y entonces comienzas a llorar...

Siento que mi sadismo puede llevarte a muchos lugares, tú lo sabes igual que yo, pero no te esperas que entre tan delicadamente dentro de MI cuerpo, ni esperas que me mueva como lo estoy haciendo, con suavidad, cómo si MI cuerpo pudiera romperse por su fragilidad, y entonces lo entiendes todo, y sabes realmente quién soy, quién te hace el amor, y me quieres y me odias a un tiempo, mientras el clímax se va aproximando y temes que me retire, que mi sadismo cabroncete y juguetón vuelva a dejarte sin orgasmo, te preparas para ello, no obstante sigues disfrutando de la dulzura del momento, y entonces vuelves a desaparecer, comienzas a recorrer ese otro camino conmigo al que otras veces te resistes, te dejas llevar, te trasportas, y en un momento dado, sientes que te vas, y mientras lo haces notas el cálido néctar de tu Amo dentro de ti, llenándote y sí, a un tiempo vaciándote, cuándo soy extremadamente cruel contigo y te beso los labios...

... Y entonces te quito el antifaz, y te miro a los ojos, y somos UNO

Un saludo

Karl H

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