El huevo de "Amo Colón"

Supongo que todos sabréis de qué va aquello del huevo de Colón, demostración imaginativa dónde las haya de cómo dejar un huevo de pie sin usar absolutamente nada para sujetarlo ni apoyarlo, éste relato, basado en una sesión muy real está basado en el hecho mismo de que a veces lo insalvable o imposible, se puede hacer posible con una solución imaginativa. Espero que lo disfrutéis.

El día era caluroso, le había dicho a su sumisa que para el siguiente encuentro debía llevar su vibrador, media docena de huevos duros, así cómo el collar y las muñequeras que habitualmente ella guardaba.

Desde que mencionó los huevos duros toda su conversación se volvió casi un interrogatorio ¿cómo que para qué los quería? Obviamente para introducirlos en SU cuerpo.

En sus conversaciones previas ella siempre había negado la posibilidad de que alguna vez le viera caminar a cuatro patas, aquello por más vueltas que no le diera, era un límite insalvable, cómo lo era comer o beber en un bol en el suelo a cuatro patas.

Entonces el Amo meditó una práctica, imaginó una manera de tumbar aquél límite insalvable, y se puso manos a la obra...

Cuándo ella llegó la miró a los ojos, la hizo desnudarse, ducharse, y nada más la tuvo delante, le colocó el collar de perra, así como sendos pegotes de bálsamo de tigre en SU clítoris y vagina, ella comenzó a gimotear casi al instante, y aunque le había prohibido usar el cuarto de baño, salió de estampida hacia la ducha, volvió un buen rato después con los ojos aún lagrimeantes, sonrió a su Dueño, y musitó una disculpa; Él no dijo nada, no la corrigió, ni tampoco pensó en hacerlo, pensó en el huevo, así que la tomó durante un par de horas, luego sin más peló un huevo, lo metió dentro de un condón, la hizo colocarse en determinada postura, y metió el huevo en la vagina de SU perra, sonrió al ver su gesto...

"Muévase, camine" - ordenó Él.

Comenzó a caminar casi en el acto, pero por más pasos que daba, casi no sentía más el huevo, miró a su Amo, y cuándo estaba a punto de decirle que no sentía nada, escuchó algo que la hizo sonreír, una buena noticia, sin duda...

"Si camina a cuatro patas, notará el huevo muchísimo más, perra" - dijo Él con una sonrisa en los labios.

Lo miró un instante antes de ponerse a cuatro patas, vio cómo iba a sentarse en el pequeño sofá que había al fondo de la habitación, cómo la miraba a los ojos, y le hacía un gesto con un sólo dedo, "ven"; sonrió al comenzar a notar el roce del huevo en al punto G, caminó a cuatro patas hasta dónde estaba su Amo, Él permanecía sentado, con las piernas separas, esperándola, cuándo llegó hasta Él, la sujetó por el collar, la miró con dureza a los ojos y le dijo:

"Enhorabuena, perra, acaba de tumbar otro límite, aquél que la impedía caminar a cuatro patas como MI perra que es"

Entonces lo entendió todo... sonrió para sus adentros, pensó que había merecido la pena, y continuó pensándolo mientras Él sujetaba el condón por la parte que sobresalía y comenzaba a follarla con el huevo, sacándolo y volviéndolo a meter, se sentía llena en todos los sentidos, se sentía puta en todos los sentidos, y hembra, y perra; SU puta, SU hembra, SU perra... en una palabra, SUYA.

Con el tiempo volvió a caminar a cuatro patas alguna vez más, y cada vez que lo hacía recordaba la sensación pletórica de aquél huevo, la forma en que su Amo había tumbado un aparentemente insalvable límite, y de alguna manera no dejaba de pensar cuándo y sobre todo, de qué manera intentaría tumbar su otro límite insalvable, el de comer en un comedero y beber en un bebedero, o aquél otro que le impedía a Él usarla en público; estaba sin estarlo a la espera, atenta ante cualquier posible señal, no entendía porqué Él no continuaba intentando tumbarle límites, hasta que un día, la usó en público, y entonces lo entendió, entendió cómo Él hacia las cosas casi de una manera imperceptible, y sonrió, y volvió a esperar...

Y la espera aún continúa, al fin y al cabo no siempre hay que decirlo todo, si no, puede no ser tan divertido...

Un saludito

Karl H