Dejo a continuación un relato basado cómo no en la experiencia, precisamente del día que conocí a uno de los lectores de este blog, de nombre ene.
Espero que os guste.
Llegó a este mundo como llegamos todos, fue azotado como lo fuisteis todos, y entonces berreó, su llanto fue claramente de protesta, después se relajó y durante veinte años se dedicó a formarse, a pensar, a cultivar algunos vicios sanos y otros extraños.
Le conocí un domingo cualquiera de abril, le miré a los ojos, y vi dos cosas, decisión y miedo, le sonreí y le eché la bronca de su vida, y sé porqué me lo dijo tiempo después, que ni siquiera entonces fue consciente de su atrevimiento.
Los días fueron pasando, su inteligencia fue puesta sobre la mesa, sus necesidades también, no obstante algo no me cuadraba y a pesar de todo me veía reflejado en él cuándo tenía algo menos de su edad, a medida que los días iban pasando se me hacía más cuesta arriba ponerme en su lugar, explicarle, me apetecía zancadillearle, supongo que por esa extraña manera que tengo de enseñar; y no obstante esa forma de estar seguía ahí, recordándome a mi mismo en la curiosidad, en la prudencia, en la locura, en la inteligencia, en esa manera rara que tiene de mirar, dominando con suavidad el entorno, no dejando pasar ni un solo dato.
Escribo su ecuación:
Un saludo
Karl H
Espero que os guste.
Llegó a este mundo como llegamos todos, fue azotado como lo fuisteis todos, y entonces berreó, su llanto fue claramente de protesta, después se relajó y durante veinte años se dedicó a formarse, a pensar, a cultivar algunos vicios sanos y otros extraños.
Le conocí un domingo cualquiera de abril, le miré a los ojos, y vi dos cosas, decisión y miedo, le sonreí y le eché la bronca de su vida, y sé porqué me lo dijo tiempo después, que ni siquiera entonces fue consciente de su atrevimiento.
Los días fueron pasando, su inteligencia fue puesta sobre la mesa, sus necesidades también, no obstante algo no me cuadraba y a pesar de todo me veía reflejado en él cuándo tenía algo menos de su edad, a medida que los días iban pasando se me hacía más cuesta arriba ponerme en su lugar, explicarle, me apetecía zancadillearle, supongo que por esa extraña manera que tengo de enseñar; y no obstante esa forma de estar seguía ahí, recordándome a mi mismo en la curiosidad, en la prudencia, en la locura, en la inteligencia, en esa manera rara que tiene de mirar, dominando con suavidad el entorno, no dejando pasar ni un solo dato.
Escribo su ecuación:
3√X/Y=ZY no, no me cuadra, supongo que otrx Dominante despejará la ecuación, lo cuantificará, aunque hoy por hoy parece que se deja cuantificar por cierta Dominante mujer que sin ningunearlo lo está ¿desanulando?, jeje; qué curioso, parece que todo vuelve a repetirse, y no obstante no es así del todo.
En dónde:
X= Dominancia
Y= carácter
Z= sumisión
Un saludo
Karl H
3 comentarios:
Una fórmula interesante donde las haya, toca hacer un estudio científico del BDSM!
Y seguro que este chico, por lo que dices, será un caso raro raro...
Interesante ecuación...
Esperaremos a que esa Mujer Dominante , despeje la incógnita, o tal vez, no "desee" conocer el resultado final y por ello no "tenga intención" de resolverlo...
O quizá lo haya hecho ya...
No se, el tiempo lo dirá, y la Señora en cuestión.
Saludos cordiales y gracias.
Querido Nulan,
El chico no es tan raro, sólo un chico que empieza en esto del BDSM, cómo te comenté por Skype, la ecuación es simbólica, difícilmente pueda cuantificarse a la personalidad y/o a la persona que es.
Por otro lado, cómo ya sabes, este relato está escrito de hace meses, si no recuerdo mal lo escribí un par de días después de conocer al chico en cuestión, así que el último párrafo, cómo bien sabes, ya lo despejó Carmen, ¿o no?
Habrá que preguntarle al chico en cuestión, porqué Carmen no suelta prenda.
Un abrazo
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